Tadao Ando

Tadao Ando, el poeta del hormigón

10 enero 2012

Tadao Ando, el poeta del hormigón

Nacido en Osaka en el año 1941, este arquitecto japonés se sale de todos los moldes. No obstante su respetable carrera y la excelencia de sus construcciones, jamás recibió una educación arquitectónica, sino que es un autodidacta cuya formación proviene de sus lecturas y de los viajes que realizó siguiendo su curiosidad por Europa, Estados Unidos y África. Podemos decir entonces con toda razón que tadao ando es el poeta del hormigón, ya que su trabajo proviene de un hondo amor por la arquitectura.

Biografía de Tadao Ando

Aunque nos resulte increíble, el primer amor de tadao ando no fue la arquitectura, sino el boxeo, que practicó como amateur hasta que se dedicó de lleno a la arquitectura.

Sus lecturas sobre la arquitectura de todo el mundo y su estudio minucioso sobre la arquitectura tradicional japonesa en las ciudades de Nara y Kioto, combinados con sus viajes por Europa, África y Estados Unidos, le brindaron los conocimientos necesarios para emprender sus primeros trabajos como arquitecto.

Ya en el año 1970 fundó su estudio, tadao ando Architect & Associates, dedicada en los comienzos a la construcción de casas y pequeños edificios. Luego llegaron los contratos importantes y para 1976, recibió el premio de la Asociación Japonesa de Arquitectura, debido a la construcción de la Casa Azuma, en Osaka.

El premio sirvió como gran espaldarazo para su carrera, que tuvo un importante logro con la construcción del complejo de viviendas Rokko Housing I, en la ciudad de Kobe. En 1980 construyó la Casa Koshino, en Asiya.

Entre sus principales obras está la Capilla sobre el agua, en Tomanu, en Hokkaido (1985), la iglesia de la luz, en Ibaraki, Osaka; el museo de los niños, en Himeji (1990).

Tadao rechaza la aplicación indiscriminada de la arquitectura moderna a cualquier cultura y está considerado como uno de los exponentes del regionalismo crítico.

En su obra mezcla materiales y formas propios de la arquitectura moderna, con los principios estéticos y espaciales de la arquitectura tradicional japonesa, principalmente en cuanto a la implantación del edificio en su entorno natural.

Su afición por el uso del hormigón liso con las marcas del encofrado, creando planos y jugando con las superficies para crear nuevas formas de capturar la luz, le otorgan ese aire poético a sus construcciones.

En consonancia con la arquitectura tradicional japonesa, rechaza el materialismo consumista, aunque emplea materiales modernos, a los cuales despoja de todo artificio, brindándolos en un estado de pureza u sencillez, característicos del minimalismo japonés.

El uso del agua, la forma y la luz, le otorgan a su obra un carácter agradable que despierta sensaciones placenteras, obtenidas mediante el ordenamiento armonioso de los espacios.

Su trabajo también incluye el estudio de soluciones urbanísticas para brindar un ordenamiento coherente al caos existente en algunas poblaciones japonesas.

Su diferencia con el estilo tradicional japonés está en la creación de espacios cerrados, a diferencia de los clásicos espacios abiertos. Los espacios son limitados mediante muros, pero empleando criterios humanos, para dotarlos de comodidad. Los cerramientos le permiten aislar el interior de los ruidos y el caos exterior, consiguiendo espacios que constituyen un remanso dentro de la ciudad.

tadao ando fue distinguido también con la Medalla de Oro de la Academia Francesa de Arquitectura. El 1985, recibió el mayor galardón al que un arquitecto puede aspirar, el Premio Pritzker.

Conjuntamente con su labor profesional, se ha desempeñado como docente en la Universidad de Columbia (como profesor visitante), en la Universidad de Yale (como catedrático) y en la Universidad de Tokio. Y todo esto, sin haber recibido educación formal, nada mal para un autodidacta.

Hay (0) comentarios:

Aún no hay comentarios, se el primero!

Dejar un comentario sobre el árticulo :

Los campos marcados con un * son obligatorios.





Escribe los caracteres tal y como aparecen en la imágen